miércoles, 31 de marzo de 2010

El negocio del culto al cuerpo

Saturada por las revistas que llegan a mis manos con los iconos de belleza, perpleja por los espacios que se conceden en televisión a los guapos/as oficiales a nivel mundial y la importancia que se le da a tener una imagen impecable para conseguir el éxito, he dado rienda suelta a mi imaginación. Definitivamente, quiero tener la cara de Elsa Pataky, el cuerpo de Angelina Jolie y el bronceado de Luís Rollán (la verdad es que disminuiría los rayos Uva de este último). Cansada de hacer dietas imposibles, aplicar incesantemente los secretos de belleza de las actrices, cantantes... e intentar ligarme a algún famoso (eso siempre da caché) todavía mis rasgos naturales son como los de la mayoría de los mortales. Alguién me comentó que visitara una clínica de estas milagrosas (y coloco este calificativo porque realmente cambian el aspecto de las personas). Con esto de la crisis, les falta decirte en los anuncios que si no lo haces ahora, es que eres tonto y que vas adejar pasar la oportunidad de tu vida. Me quedo atónita con este bombardeo. Sin embargo, y aunque cada vez están más controlados estos "centros de belleza", todavía existen verdaderos carniceros, ¡hasta llevan la bata blanca como los médicos! Por el momento, creo que me quedaré como estoy e intentaré conseguir un cuerpo "diez" con ejercicio y ensaladas múltiples. La cara la dejaré tal cual (tampoco me puedo quejar con lo que se ve por ahí) y de eso de ligar, ya me he retirado. Para los y las valientes os aconsejo que miréis muy bien quién os va a hacer este tipo de intervenciones para que no terminéis como la Esteban, por ejemplo. Nuestro envoltorio hay que cuidarlo pero con precaución. Y qué sepáis que el botox es el burka del siglo XXI.

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