jueves, 7 de enero de 2010

Año nuevo...¿vida nueva?

Atrás quedaron las duras jornadas de consumismo y las largas y copiosas comidas donde, además, hemos aprovechado para expresar nuestros mejores deseos para este año. El 2010 ya está aquí. Parece que ha llegado cargado de ilusión, incluso más que la que despiertan sus Majestades de Oriente entre los más pequeños, y es que superar al 2009 no puede resultar muy difícil. Al menos, eso esperamos todos. El presidente Obama ha mostrado su primer golpe de autoridad tras el atentado frustrado en el aeropuerto de Detroit. Y es que a Estados Unidos, el espejo dónde se miran casi todos los países del mundo, no se le puede permitir fallo alguno en la seguridad de sus aeropuertos. Aunque no solamente deberían centrarse en reforzar la vigilancia en estos lugares. ¡Si no que nos lo digan a nosotros con el 11-m! Y hablando de España, el mal tiempo parece que estos primeros días ha sustituido a la principal preocupación de los españolitos: el paro. ¡Me da a mí que en Jerez seguirán sacando agua de sus casas durante un par de semanas más! En Jaén también estamos sufriendo las fuertes precipitaciones. Lo de que haya zonas en Linares que se aneguen completamente, parece algo ya habitual. Pero... ¿qué me decís de lo sucedido en Cambil y el estado en el que se encuentran algunas zonas olivareras entre Marmolejo y Andújar? Y encima ahora que, según el periódico IDEAL, ¡el paro ha descendido en la provincia precisamente por la Campaña de la Aceituna! No os equivoquéis, esta noticia aparece todos los años por estas mismas fechas. Mientras tanto, el desempleo sigue creciendo. 2009 ha terminado con cerca de 4 millones de parados. En clave de humor, esta cifras se asemejan a los programas de televisión solidarios en los que animan a los televidentes a que aporten aunque sea una pequeña cantidad de dinero porque se trata de un buen fin. ¡Venga, juntos lo conseguiremos! La barrera de los 4 millones me temo que se superará con creces. Pero no todo es malo: han llegado las rebajas. Unos días ideales para cambiar aquellos regalos que no nos han gustado demasiado y/o darnos un caprichito. Vuelve el consumismo.

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